La participación social en Sudamérica emerge con fuerza en las últimas décadas y en Chile, específicamente, desde los años noventa se realizan iniciativas a nivel estatal en pos de implementar políticas de participación ciudadana, social y comunitaria. La inclusión de este mecanismo en la gestión pública se esgrime como una estrategia clave en los procesos de democratización y modernización estatal y en la búsqueda de lograr más eficiencia y mejor gobernabilidad. El sector salud, uno de los preferidos por esta política, cuenta con muchas y variadas experiencias en participación social y comunitaria, que podrían pensarse como instancias democratizadoras. Pero, ¿son estos espacios adecuados para generar procesos de participación efectiva y empoderamiento por parte de los ciudadanos y organizaciones sociales o comunitarias? En base a dicha interrogante se emprende una reflexión sobre los conceptos claves de la semántica de la participación y su despliegue en el marco de la peculiar combinación que se da entre una tradición democrática debilitada en muchas de las esferas de acción estatal y política por largos años de dictadura, y la matriz autoritaria presente en el seno de la biomedicina.