La poesía chilena de los años más recientes, me refiero a la que comenzó a publicarse alrededor del año dos mil en adelante, ha comenzado un proceso si no de consolidación sí al menos del establecimiento de algunos caminos a seguir que pueden marcar ciertas tendencias – todo esto, como es lógico, todavía está por confirmarse – en torno a la producción poética venidera.